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martes, 10 de enero de 2012

ADEPO 4- 3 VALLECAS JUVENIL “C”.

REGALO DE REYES. 
Después de las fiestas visitábamos el campo de nuestros vecinos que a tenor de su posición en la tabla  y el juego visto en otras ocasiones, entendíamos a priori una lucha fuerte pero tranquila. 
Pero se desvaneció justo al empezar, ya que nada mas sacar de centro, hacemos la primera falta y el contrario, aprovechando la estatura y corpulencia de su defensa central, pone el balón en el área, donde si apenas oposición cabecea fácil a puerta. Minuto dos  de juego  y ya el marcador cuesta arriba. 
Entiendo que ya habíamos visto jugar al contrario y sabíamos que no debíamos hacer faltas laterales o cercanas al aérea que hicieran de cada una de ellas un potencial peligro para nuestros interés, pero nada más lejano a la realidad. Hicimos más de veinte faltas y la mayoría de ellas, laterales. 
Nosotros intentábamos llegar sin demasiado juego de elaboración y durante parte del primer tiempo logramos mantener al rival en su campo con  jugadas aisladas, fruto de las cuales remontamos un resultado  adverso y al filo de la media hora  el marcador mostraba  un uno a dos que nos hacia albergar esperanzas. Los goles, en una indecisión del portero del Adepo fuera de su área y la segunda en un corner que terminamos con el balón en sus mallas. 
Pero por arte de no se sabe que espíritu Real, decidimos desaparecer del centro del campo y comenzar un suplicio entre faltas, saques de esquina y avalanchas de nuestro rival que lograron de nuevo a saque lateral de una de las muchas cobradas en nuestro haber, empatar el partido de la misma forma que lo empezaron. Descanso y rumores en la grada que corroboraban nuestros miedos. 
La segunda parte empezó siendo de nuestro dominio, aunque sin demasiada profundidad, volcando el juego en campo del rival y necesitando mas poder de balón, pero sin llegar a concretar ni poner al contrario en demasiados apuros.

 
Para entonces habíamos cambiado nuestra defensa, los dos centrales fueron sustituidos  y  fue  José, que entro en juego  un poco antes que ellos, quien a un balón largo supo ganar la espalda a su par y ante la salida del portero, hacer una fantástica  vaselina  que se convertiría en el gol de la esperanza. 
Pero poco dura la alegría en la casa del pobre, ya que el Adepo y sin escribir carta a los Reyes, recibió dos regalos que dieron la vuelta a un partido que no controlamos cuando lo ganábamos y que regalamos  en un acto de altruismo. 
Perdidas de balones en el  centro que no seguimos a quien nos lo roba, desbarajuste en la defensa, miradas de unos a otros buscando quizás la responsabilidad no asumida,  y  destrozo a una ilusión, la nuestra. 
Pudo José de nuevo en otra vaselina similar a la de primer gol, empatar el partido cuando este agonizaba, pero el balón quiso besar el larguero y no estropear nuestro regalo de Reyes.
Solo desear a Camilo, extremo del Adepo, una pronta recuperación de su fortuita lesión.
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